Moscú acusa a Turquía de campaña antirrusa y niega víctimas civiles en Siria
El presidente ruso, Vladímir Putin, amplió esta semana las sanciones contra Turquía en represalia por el derribo de un bombardero ruso Su-24.
Rusia acusó a Turquía de orquestar una campaña antirrusa para encubrir su implicación en el contrabando de petróleo del Estado Islámico (EI) y negó las acusaciones de que sus bombardeos hayan causado daños colaterales civiles en Siria.
"Los planes de Ankara de orquestar una campaña antirrusa son una evidente reacción a las denuncias de nuestro país sobre la implicación de Turquía en las actividades ilegales en el norte de Siria", informó la Cancillería rusa mediante un comunicado.
Esas actividades ilegales incluirían "el contrabando de petróleo de los yacimientos bajo control del EI y el ofrecimiento de toda clase de asistencia a los grupos extremistas y terroristas".
"Esta es una maniobra populista que no podrá desviar la atención de la opinión pública mundial de la línea destructiva de Turquía en Siria", subraya.
Además, la nota oficial rechaza rotundamente las acusaciones vertidas por Ankara sobre que la aviación rusa habría golpeado infraestructuras civiles en el país árabe y causado numerosas bajas entre la población local.
"En el marco de la propaganda negra, Ankara exagera activamente las cifras de muertos. En sus acusaciones infundadas las autoridades turcas aluden a informaciones de inteligencia. Se citan también dudosos datos de Amnistía Internacional", apunta.
En opinión de la Cancillería rusa, cualquier intento de poner en el mismo plano que el Estado Islámico a Rusia y a otros países de la región es "simplemente absurdo".
"Pocos son los que se tragan las insinuaciones de Ankara, incluido sus aliados. Lamentablemente, estos prefieren mantener silencio por motivo de solidaridad de bloques", indica.
A su vez, Moscú criticó la "política de persecución" de Ankara contra la minoría kurda, que ha causado "no pocas víctimas entre la población civil, incluido mujeres y niños".
Precisamente, Rusia ha irritado al presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, al aliarse con los kurdos en Siria e Irak para combatir a los grupos yihadistas.
El presidente ruso, Vladímir Putin, amplió esta semana las sanciones contra Turquía en represalia por el derribo de un bombardero ruso Su-24 en la frontera siria y la negativa de Erdogan de disculparse formalmente y de compensar económicamente a Moscú.
Suspendió la vigencia de un acuerdo de asistencia legal mutua en materia civil, judicial, comercial y criminal, y reforzó las sanciones contra las compañías turcas, que no podrán participar en ningún proyecto en territorio ruso a partir del 1 de enero.
Putin mantiene que es "prácticamente imposible" llegar a un acuerdo con Erdogan, al que acusó de dar la espalda a Ataturk al dar rienda suelta a los islamistas en Turquía.
Hace semanas ya había ordenado adoptar sanciones económicas contra Turquía, como la suspensión de vuelos chárter, la imposición de visados, la congelación de acuerdos comerciales y el embargo a verduras y frutas.
EFE